La región Campania alberga numerosos tesoros de arte e historia, algunos de los cuales también son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Muchos de ellos no existirían, o no serían conocidos, si no fuera por la política cultural de los Borbones
Carlo de Borbón fue protagonista de un período de gran desarrollo cultural para Nápoles. Su objetivo era poner la ciudad al nivel de las grandes capitales europeas. Una de las primeras obras que creó fue el Teatro San Carlo, construido en el tiempo récord de ocho meses.
Otra pieza del proyecto de transformación de Nápoles en capital europea fue la construcción de varios palacios. Cuando Carlo se convirtió en rey, el Palacio Real ya existía y fue ampliado y reorganizado. También se creó una galería que la conectaba directamente con el palco real del Teatro San Carlo, para no poner en peligro la seguridad del soberano cuando acudía a asistir a los espectáculos.
Además del Palacio Real, en Nápoles y sus alrededores se crearon otros dos palacios: Capodimonte y Portici. El palacio de Capodimonte fue construido originalmente para albergar las colecciones de la familia Farnese, acumuladas desde el Renacimiento. Carlo trajo a Nápoles las obras presentes en las numerosas residencias de Roma y Parma que pertenecieron a la familia de su madre.
El palacio de Portici, por otro lado, fue creado como residencia de verano para la familia real. Su presencia inspiró a los nobles de Campania a construir en los alrededores unas villas monumentales, nacidas también con el objetivo de acoger a los miembros de la corte que no encontraban sitio en el palacio principal.
Siempre para dar prestigio al reino de Nápoles, Carlo de Borbón sintió la necesidad de construir un palacio que pudiera competir en belleza y grandeza con el de Versalles. El lugar elegido fue Caserta, lo suficientemente lejos del Vesubio y del mar, que era portador de ataques de enemigos.
La construcción, que comenzó en 1852, fue confiada a Luigi Vanvitelli, quien utilizó todos los materiales de construcción de origen local, a excepción del mármol de Carrara y el hierro de Follonica. El grandioso proyecto incluía un edificio de cinco pisos con 1.200 habitaciones y un inmenso parque, decorado con fuentes monumentales alimentadas por el imponente acueducto Carolino, construido para la ocasión. El Palacio Real de Caserta es un triunfo del lujo y la belleza. La famosa escalera de honor se convirtió en modelo para muchos otros palacios europeos.
La política de Carlo de Borbón no sólo estuvo dirigida a la magnificencia de la corte, sino que también tuvo fines sociales. Así se construyeron los hoteles de los pobres en Nápoles y Palermo, capaces de albergar a varios miles de pobres.
El mérito de la dinastía borbónica, en el campo de la arqueología moderna, radica no sólo en haber creado o descubierto obras maestras del arte, sino también en haber dejado una huella imborrable en la historia de la cultura y el saber.