S.A.R. el Príncipe Alfonso, Conde de Caserta
El Príncipe Alfonso de Borbón de las Dos Sicilias – Conde de Caserta, Duque de Castro – se ha convertido en el Jefe de la Casa Real de Borbón de las Dos Sicilias y el punto focal de los napolitanos legitimistas en 1894 después de la muerte de su pariente, el rey Francisco II. En el último período como jefe de la dinastía el Conde de Caserta prosiguió las protestas de la Familia contra la anexión del Reino de las Dos Sicilias al Reino de Italia. El Príncipe Alfonso, Conde de Caserta, no ha dejado de ser reconocido por la Santa Sede como Jefe de la Dinastía de un país ocupado y ha seguido recibiendo un embajador acreditado por ella hasta 1902.
El Príncipe Alfonso nació en 1841 y se casó con su prima la princesa María Antonieta de Borbón. El Príncipe vivía en Cannes después de haber participado en la Guerra Carlista de España como comandante general. Juntos tuvieron doce hijos y muchos de ellos se han casados con los descendientes de importantes dinastías europeas en España y Francia. En 1897 su hijo mayor – Prince Pío Fernando, Duque de Calabria – después de hacer su servicio militar en el ejército en las campañas españolas de Cuba y Marruecos, se unió en matrimonio con la princesa María, hija del rey Luis III de Baviera.
En 1900 su hermano menor, el Príncipe Carlos, renunció a sus derechos dinásticos al trono de las Dos Sicilias para él y sus descendientes, y por lo tanto a ser el Gran Maestro de la Orden dinástica de la Real Casa de Borbón de las Dos Sicilias. Esta decisión era necesaria para que pudiese llegar a ser Infante de España a través de su matrimonio con la Infanta María Mercedes de Borbón, hija del rey Alfonso XII de España.
Durante mucho tiempo – situación que continúa hoy en día – no estaba completamente claro el propósito de la renuncia del Príncipe Carlos y de qué modo su decisión tuvo que ver con el Decreto Pragmático de 1759 de Carlos de Borbón, el cual declara que todos los Príncipes con derecho de sucesor de un monarca de España no pueden, simultáneamente, reclamar la corona de la Dos Sicilias, o un lugar en la sucesión de la Corona. Esta es la ley que sirvió para establecer una separación definitiva entre la dinastía de las Dos Sicilias de la de España.