La visita oficial a Sicilia de S.A.R. el Príncipe Carlo de Borbón de las Dos Sicilias, Duque de Castro, Jefe de la Casa Real y Gran Maestro, quien estuvo acompañado por S.A.R. la Princesa Beatriz de Borbón de las Dos Sicilias, Gran Prefecto y S.A.R. la Princesa María Carolina de Borbón de las Dos Sicilias, Duquesa de Calabria y Palermo, fue realmente conmovedora.
El 27 de octubre, la Familia Real llegó a la espléndida ciudad de Monreale para recibir la ciudadanía honoraria conferida previamente también a Su Alteza Real la Princesa Beatriz. Sus Altezas Reales, acompañadas por el Vice delegado Antonio Di Janni y algunos caballeros, visitaron el Duomo en compañía de la monja Letitia, quien ilustró la historia de la Catedral de Monreale a la Familia y explicó el simbolismo de los mosaicos.
Al finalizar la visita en la Catedral, los Príncipes se trasladaron al Ayuntamiento donde fueron calurosamente recibidos por el Alcalde Alberto Arcidiacono y por algunos miembros del concejo municipal. El Alcalde Alberto Arcidiacono entregó la ciudadanía de honor a S.A.R. el Duque de Castro.
Tras la ceremonia, el Alcalde invitó a Sus Altezas Reales a visitar el claustro de la Catedral de Monreale. Inmediatamente después del claustro, la Familia fue invitada a visitar el Palacio Arzobispal y la espléndida terraza que domina toda la ciudad de Palermo. Posteriormente, la Familia visitó la Iglesia Maria SS. degli Agonizzanti, donde fue recibida por el obispo Vittorio Rizzone. La Princesa María Carolina, con la ayuda de las voluntarias Sonia Lo Monaco, Daniela Prestigiacomo, Antonella Zito, distribuyó artículos de primera necesidad a las familias necesitadas de la zona.
Después del almuerzo en el monasterio benedictino de San Martino delle Scale, la Familia se dirigió a la “Casa del Sorriso” en Monreale. Los niños acogidos por la estructura rodearon a la Princesa María Carolina, quien se sentó con ellos a jugar. Poco después, la Princesa María Carolina distribuyó dulces.
Al final de la tarde, la Familia Real se dirigió al gimnasio Oxigen de Palermo para entregar a los deportistas discapacitados que asisten a este gimnasio unos chándales con el escudo real y los nombres de las princesas María Carolina y María Chiara.
El Príncipe Carlo y la Princesa María Carolina recordaron la importancia del deporte en el desarrollo personal y relacional de cada individuo, desarrollando un sentido de trabajo en equipo y colaboración mutua. La Princesa María Carolina también se aventuró en el juego con los jóvenes presentes.