Queridos Caballeros y Damas,
hoy celebramos a San Jorge, Patrono de nuestra querida Orden Constantiniana, pero lo celebramos en circunstancias tan difíciles que me obligan a dirigirme a ustedes de una manera solemne y excepcional.
En primer lugar, quiero agradecer a cada uno de ustedes por la ayuda que han brindado todas nuestras delegaciones, en Italia pero también en el resto del mundo, a los hospitales y al personal sanitario. Como saben, he lanzado una recaudación de fondos para ayudar a las víctimas de este virus en los antiguos estados del Reino de las Dos Sicilias. Así, los hospitales “Pugliese- Ciaccio” en Catanzaro, “Civico” en Partinico, “Cannizzaro” en Catania, “Santa Marta e Santa Venera” en Acireale y “Cotugno” en Nápoles ahora benefician de esta ayuda.
Sin embargo, más allá del bien que todos pueden hacer a su alrededor o a cientos de kilómetros de distancia, hoy quiero entregarles un mensaje de esperanza para el futuro.
La Sagrada Orden Militar Constantiniana de San Jorge ha existido durante siglos y ustedes forman parte, todos nosotros formamos parte, así como todos los caballeros que nos precedieron, de una cadena tan sólida e ininterrumpida a pesar de guerras, derrotas, invasiones, usurpaciones, el derrocamiento de regímenes, los ataques contra la Iglesia y, por supuesto, las epidemias que han sido el azote de la humanidad durante milenios. Esta larga historia está ahí para apoyarnos durante esta lucha y para mostrarnos que con voluntad, disciplina y fe en Dios, nada es imposible incluso en las mayores desgracias.
Saldremos de esta terrible experiencia y todos, entonces, estarán orgullosos del abrigo que se les dio el día de la investidura. Hasta entonces, ustedes y sus familias están en mis oraciones, en las de mi esposa, de mis hijas y de mis hermanas.
Que Dios les tenga en su Santa Guardia.
Carlo de Borbón de las Dos Sicilias